viernes, 25 de septiembre de 2009

EDUCAR EN LA ETICA DESDE EL AULA


En el curso de verano (2009) recién concluido, un estudiante normalista comentó que en su casa siempre le habían inculcado que tenía que ser el mejor de su clase. Y esta situación lo llevó a ganar concursos a nivel local, estatal y nacional. Pero también, durante su estancia en la escuela secundaria, lo llevó a seleccionar con quién quería convivir y cómo; de tal forma que él y otro amigo se encargaban de invitar a retirarse a los alumnos que de acuerdo a sus parámetros no contaban con los elementos necesarios para “aprender” porque ellos se convertían en un “estorbo” para el avance del grupo. Nos decía, que de un grupo de 49 personas sólo quedaron 23 al término de la secundaria. Agregó que a sus estudiantes de primaria siempre les ha exigido ser los mejores del plantel educativo, esta actitud le ha valido el reconocimiento a su labor docente por la comunidad educativa.

Cierto o no, el comentario me confrontó de manera personal. Primero porque siempre he creído que todas las personas somos dignos de respeto y de confianza y porque con actitudes como esa, se desfavorece a los desfavorecidos; posteriormente porque me pregunté si yo estaba actuando igual, si en otros momentos había actuado de manera semejante; y, si la intolerancia que el estudiante mostraba era ahora motivo de mi intolerancia hacia sus participaciones. Que aunque fueran del mismo corte “yo soy bueno, los otros no” mi actuación no debería ser de reprobación… ¿Cómo romper ese círculo perverso? ¿Su actitud en la escuela secundaria sólo reflejaba la intención de crear un clima de clase para el aprendizaje? ¿Cómo ayudar a revisar su actitud de rechazo ante las diferencias personales?

Este relato se convirtió en un estudio de caso, que me llevó a realizar un análisis sobre qué se enseña en el aula, cómo enseñamos y qué consecuencias tiene lo que enseñamos y, finalmente qué hacemos con el bagaje cultual que trae cada alumno. Los resultados no fueron halagüeños, dado que las posturas para el análisis fueron tan antagónicas que no logramos puntos de coincidencia. A pesar de estudiarlo a través de varias aristas: desde el niño con esa programación, el alumno en la escuela secundaria, el docente, las finalidades educativas, las metas de la educación, entre otros. Una de las conclusiones a la que llegue fue que si el caso hubiera sido anónimo, no hubiera causado tanta controversia, pues esto originó que se tomaran posturas personales, situación que le resto objetividad al ejercicio. Este ejercicio aunque incipiente permite acercarnos a la función del investigador social como una realidad que requiere ser interpretada desde diferentes posturas y con diferentes métodos, según el objeto de conocimiento que se construya.

Ahora a unos días de distancia, intentaré retomar el análisis –tratando de visualizarme como investigadora educativa que intenta responder a una problemática educativa en el ámbito de la ética-, teniendo como marco de referencia los Capítulo VI “Enseñar la comprensión” y el VII “La ética del género humano” del texto Los siete saberes necesarios para la educación del futuro del sociólogo Edgar Morin (1999) y a Raúl Rojas Soriano (1992) “Formación de investigadores Educativos”, principalmente.

Qué se enseña en el aula
Visión del docente. Para iniciar, retomando a Descombe (1980: 104) diremos que el aula ha sido considerada generalmente, como el “santuario del maestro” como ese espacio que protege al “maestro de incursiones a su autonomía y proporciona un mayor grado de libertad, de lo que sería posible con otros arreglos, permitiendo mayor elección y discreción profesional dentro del proceso de la enseñanza…” Este concepto tiene varias implicaciones.

Sin duda, el aula es el espacio físico que delimita el área de injerencia, el uso de ésta se condiciona el concepto de educación; así observamos, por ejemplo en mi contexto educativo, que algunos docentes de educación secundaria no quieren ser visitados por los practicantes porque éstos vienen a romper el orden del trabajo ya establecido. Otros por el contrario, mencionan las ventajas de tener a practicantes (de 1 a 3 semanas por semestre) o tutorados (a los largo del ciclo escolar, hasta por 20 semanas), como áreas de oportunidad ya que la presencia de docentes en formación les permitan conocer y/o reconocer los enfoques actuales de educación, otras formas de organizar al grupo, diferentes estrategias de enseñanza, etc.
Otro aspecto a revisar en este mismo rubro es el resguardo que hace el docente de su espacio, -en algunas escuelas a los docentes se les asigna un aula permanente y los alumnos son los que cambian de aula; otros tienen que acudir al aula del grado y grupo asignado. De los primeros, se pueden encontrar varios patrones de comportamiento, el que quiero resaltar en este momento es el comportamiento comprometido y ético, es decir aquellos docentes que además de acondicionar el aula, solicitan a los estudiantes respeto/cuidado entre ellos mismos y por el espacio. En otras palabras, normalizan a los alumnos al momento de recordarles cuál es su compromiso educativo de una manera convincente y cómo se vincula con sus inquietudes de adolescentes. Resultado de esto, son las encuestas en las que reflejan que la clase de matemáticas, de español o de… es la preferida. Esto demanda del docente una visión holística porque entienden la educación como un proceso de construcción e interacción social. Estos docentes ponen en el centro de su atención a los estudiantes creando condiciones óptimas para su desarrollo.

En palabras de Edgar Morin (1999), estos docentes hacen uso de la comprensión como la acción que “incluye necesariamente un proceso de empatía, de identificación y de proyección. Siempre intersubjetiva, la comprensión necesita apertura, simpatía, generosidad”. Y cual gota de agua en el estanque, el beneficio de esta acción se extiende a los estudiantes de secundaria y a los normalistas, pero también a las comunidades educativas de ambas instituciones porque se reconocen seres capaces de transitar de un egocentrismo a un antropocentrismo.

Aunado a esto, el impacto de esta acción enriquece de sobremanera al practicante y al tutor quienes en esa actitud cíclica, en ese ir y venir con la información van creciendo juntos, conformando una visión más amplia de la educación. Y reconociendo los aportes que cada uno hace tanto personal como profesionalmente, y en función de eso se enuncia el aprendizaje con el crédito correspondiente, es decir es importante enseñar al estudiante normalista a respetar las aportaciones de los otros, a no plagiar.

Entonces, el maestro se convierte en el modelo o medio con un mensaje implícito de cómo debe concebirse la educación. El aula, ese espacio para la realización humana en la que se descubre las potencialidades implícitas y se es capaz de reconocer al otro y reconocerse a sí mismo. Retomando las palabras de Morin, para concluir, (1999) “son necesarias (las) vías intelectuales y éticas, las cuales podrán desarrollar la doble comprensión intelectual y humana”.

Cómo enseñamos y qué consecuencia tiene lo que enseñamosLa acción como parte de la convicción. Indudablemente que enseñamos los contenidos programáticos establecidos en el plan de estudios, pero también enseñamos el medio para llegar a ellos, la actitud para realizar la tarea y la convicción para conquistarlos. Por eso hay algunos profesores son reconocidos sobre los otros por la combinación que hacen del ethos, logos y eros (Pérez Arenas, David, 2009).
El ethos como la parte normativa que permite la congruencia entre el decir, el pensar y el actuar que nos permite racionalizar y empatizar con el alumno. Favorecer la ética de la comprensión (Morin, 1999) “nos pide comprender la incomprensión” es decir revisar los referentes y comprender por qué nuestro estudiantes normalista invitaba a retirarse a los compañeros que no cumplían con los requisitos por él establecidos. Sin afán de abundar en la complejidad de esta situación pero si buscando la congruencia con la postura de Edgar Morin, tendríamos que revisar la importancia de la tolerancia y la democracia, como parte importante del proceso dialéctico de la vida y del conocimiento; del aprender, desaprender y reaprender. En este sentido será la apertura mental, la capacidad de escuchar y atender, la manifestación de opiniones, lo que nos permita comprender lo incomprensible, tolerar lo intolerable, aceptar y aceptarse.

El logos, la parte racional nos permitirá racionalizar no sólo los contenidos, sino vincular los temas de clase con la realidad, así sea ésta de matemáticas o de inglés; será la parte que trabajará las habilidades de pensamiento crítico (Facione, 2007), en el que se buscará la congruencia entre el pensar y el actuar. El conocimiento de las disciplinas favorecerá la construcción de argumentos para la discusión y el consenso porque…
“la clase debe ser el lugar de aprendizaje del debate argumentado, de las reglas necesarias para la discusión, de la toma de conciencia de las necesidades y de los procesos de comprensión del pensamiento de los demás, de la escucha y del respeto de las voces minoritarias y marginadas. Así el aprendizaje de la comprensión debe tener un papel fundamental en el aprendizaje democrático.” (Morin, 1999)

Y la clase es también el espacio académico para reconocer los aportes de los otros, enseñar a citar o referenciar las fuentes es parte de ese aprendizaje democrático, de la honestidad intelectual (Rojas Soriano, 1992) que es necesario promover para conformar la ética del futuro profesor.

El eros, la pasión por lo que se hace no puede quedar fuera de este contexto porque la convicción y la energía forman parte del liderazgo académico que un docente requiere para crear ambientes de aprendizaje. Es la parte en la que confluyen el pensamiento, la norma y se convierte en acción. Es la acción visible que puede ser juzgada y comprendida. Que requiere ser revisada a través de la antropoética so pena de ampliar los obstáculos de la comprensión.

Qué hacemos con el bagaje cultual que trae cada alumno
Afortunadamente, algunos profesores aprovechan las diferencias individuales para enriquecer el trabajo del aula, para estos docentes el trabajo colaborativo consiste en aprovechar la riqueza de cada persona y mejorar en calidad los aprendizajes. El todo es más que la suma de sus partes, dicen los gestaltistas, en ese sentido el acomodo de las experiencias individuales permitirá ampliar el sentido (relevancia y pertinencia) de la educación.

Así, si algunos alumnos no cuentan con los prerrequisitos necesarios para atender la asignatura, otros más tendrán la oportunidad de contextualizarlos antes de invitarlos a retirarse. Entonces educar en la comprensión del conocimiento es una de las razones educativas; pero educarlos en la comprensión del otro, es una de las finalidades de la educación. Si bien los docentes no son investigadores ni evaluadores formales, si son indagadores que buscan respuestas a las interrogantes que les plantea su cotidianeidad, que construyen un objeto de conocimiento y a partir de ellos realizan diferentes tipos de consultas para comprender el fenómeno que ha captado la atención.

Una opción para la mejora de la formación docente de los estudiantes normalista es, al elaborar su diario de clase dejar no sólo un espacio para los comentarios, sino agregar un espacio para los autores revisados que les puedan ayudar a analizar el hecho educativo. Otra acción, que estamos haciendo, a manera de fichas bibliográficas, es listar los autores revisados en clase con el formato semejante:
Autor Tema ¿Qué dice acerca de…? ¿Qué opino de…?

Asimismo, es obligado incorporar a nuestro discurso oral y escrito, al menos a dos autores. Esto favorece el respeto a las ideas ajenas e incrementa el bagaje cultural, el marco referencial para acercarse al objeto de estudio para evaluarlo o estudiarlo.

¿Cómo he favorecido el desarrollo ético en mi familia? Esta es una pregunta interesante porque me remite a revisar mi actuación y a interrogar a las integrantes (mis dos hijas), ellas consideran que se ha “insistido en que se tiene que decir la verdad y asumir las consecuencias de las decisiones”; esta promoción de la honestidad les ha ayudado en sus trabajos escolares (preparatoria) porque aunque hagan paráfrasis reconocen la fuente. Aunque requieren aprender a citar y referenciar de acuerdo a los requerimientos de sus diferentes maestros. Otra área de actuación será la tolerancia, porque consideran que la normativa debe aplicarse sin excepción, lo que deja fuera la comprensión de situaciones especiales.

REFLEXIONES FINALES...
A raíz de la elaboración de este texto surgen otras interrogantes a considerar…
¿Cómo desaprender o romper esquemas establecidos cuando el contexto está dogmatizado en lo que debe ser un docente y un estudiante?
¿Cómo evitar las discusiones estériles que sólo hieren sentimientos?
¿Hasta qué punto la tolerancia se convierte en intolerancia?
¿Cómo enseñar a los desfavorecidos que son ellos los que tienen que conquistar sus derechos, su voz, su forma?
¿Cómo nos damos cuenta que efectivamente se está educando éticamente desde el aula? ¿Qué aspectos se tienen que trabajar e insistir para que los alumnos respeten las ideas ajenas y no plagien?

Educar, sin duda alguna, es un proceso complejo e incierto, inasible. Tan profundo como el ser humano y tan abstracto como una sociedad.



FUENTES DE CONSULTA
Descombe, Martyn (1980). El aula cerrada en “Ser maestro, estudios sobre el trabajo docente”. Antología preparada por Rockwell, Elsie (1984), México, SEP/Ediciones el Caballito, pp. 103-108.

Facione, P. (2007). Pensamiento Crítico. ¿Qué es y por qué es importante? Recuperado el 24 de febrero de 2008 de: http://www.eduteka.org/pdfdir/PensamientoCriticoFacione.pdf

Morín, Edgar (1999). “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, Correo de la UNESCO, Recuperado el 11 de agosto de 2009:
http://unesdoc.unesco.org/images/0011/001177/117740so.pdf

Perez Arenas, David (2009), apuntes de clase: Seminario Epistemología, ENSOG.

Rojas Soriano, Raúl (1992). Capítulo XVII “El Plagia en el trabajo científico” en Formación de investigadores educativos. México: Edit. Plaza y Valdés.

Nature photography by John P Sercel: http://photos.jstechs.com/

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